Mientras llueve
aquí, allá el sol está en lo alto,
no imaginas lo
triste que es la ciudad,
sin ti en ella
caminando.
Mi mente no para
de pensar,
aun cuando a
punto de irme a acostar,
tu rostro aparece
y me sonríe,
aunque sé que
tardare en ver esa verdadera sonrisa.
Mi camisa roja y
blanca a cuadros,
me recuerda
aquella que use en tu cuarto,
la música cambio
y se transformo,
ahora escucho
aquello que me haga pensar en vos.
Sonrío cuando te
pienso,
aunque un nudo se
trabe en mi pecho,
huyo al lugar de
nuestro primer beso,
porque es allí
donde la única paz encuentro.
Me pregunto
cuánto tiempo pasara,
si será de mañana
o de noche,
me pregunto
cuándo será,
que entre tus
brazos vuelvo a estar.
Aun no renuncio a
lo nuestro,
dudo también que
lo haga,
mis convicciones
y esperanza,
pueden más que lo
que clava una daga.
Nunca me importo
sufrir por ti,
mas mi vida
entregaría para tenerte aquí,
lamento no haber
insistido,
y haber pasado
una noche más contigo.
Sé que te duelen
las despedidas,
mas a mi no me
hacen ninguna gracia,
pero hubiese
deseado,
que por mí, una
vez más te hubieses arriesgado.
A tu regalo me
aferro,
cada noche le
pido un deseo,
que sea volver a
reencontrarnos,
y como pareja,
volver a juntarnos.
Dicen que no hay
mal que por bien no venga,
mas nuestra
distancia quizás nos fortalezca,
pero hasta que
volvamos a reunirnos,
no sé cuánto
podría aguantar si no estás conmigo.
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